Este domingo 15 de junio ha dado inicio la Visita Pastoral que realiza Mons. Juan Miguel Castro Rojas a la extensa Parroquia Santo Domingo Guzmán en Puerto Jiménez, abarcando toda la Península de Osa, territorio que desde hace más de tres décadas es atendido por sacerdotes Trinitarios.
Esta experiencia pastoral en su primera etapa se ha vivido con gran alegría, fe y participación comunitaria, donde la celebración del Sacramento de la Confirmación reunió a personas de las diferentes filiales de esta parroquia, permitiendo así fortalecer los lazos pastorales y espirituales entre el obispo y los fieles. Así mismo, durante la Eucaristía, el Obispo Castro aprovechó para hacer especial mención al servicio que por 31 años realizan los Sacerdotes Trinitarios en esta región, agradeciendo públicamente por el ministerio fiel prestado a la Diócesis; además, reconoció a los padres de familia en su día, concluyendo esta primera actividad con un almuerzo comunitario que congregó a unas 250 personas.
Posteriormente, en la comunidad de Cañaza, con la celebración de la Eucaristía preparada por padres y padrinos que realizan actualmente en la Catequesis Bautismal, se sostuvo un marcado diálogo, robusto y cercano, que concluyó con un ágape de comidas típicas, preparadas con tanto cariño por los locales, escenario propicio para augurar buenos deseos al P. Luis Fernando Díaz Betancourt, párroco de la localidad, quien el pasado 11 de junio, celebró su cumpleaños.
La primera jornada cerró con la celebración eucarística en la comunidad de Puerto Escondido, donde el mensaje de Mons. Castro Rojas versó sobre “el amor y la unidad familiar, todo esto en el contexto de la celebración de la Santísima Trinidad, misterio trinitario, modelo de comunión para las familias”, precisó el Padre Luis Fernando; posterior a la celebración, gracias a un diálogo cercano con las familias del lugar, se recordó la historia de fundación de este pueblo que tiene por santo patrono a Nuestra Señora de Los Ángeles.
Para este lunes, las actividades dieron inicio muy temprano con el espacio de oración matutina, lo que daría paso a la primera visita en la comunidad de Ñeque, donde se pudo vivir la caridad; ahí, también se vivió la oportunidad para entablar un diálogo ameno que tuvo por objeto, conocer los inicios de la comunidad y los esfuerzos realizados hace más de 30 años para que esta comunidad tuviera escuela, una cancha de fútbol y una iglesia, compartiendo de este modo sacrificios y esperanzas, calificado como testimonio, eco del amor perseverante por la iglesia y por su gente.
Ya en el Centro Diurno, el Obispo de San Isidro fue recibido con entusiasmo por los adultos mayores quienes expresaron su alegría, al tiempo que el prelado reconoció la dedicación con que se les atiende, lo que le llenó de ánimo, agradeciendo profundamente el compromiso de quienes colaboran en este servicio pastoral y social.
Por la tarde, camino a la celebración de la Eucaristía en la comunidad de Amapola, el Obispo sureño tuvo oportunidad de visitar plantaciones de palma y vainilla, ocasión que aprovechó para dialogar con los vecinos sobre la realidad, sus desafíos y esperanzas que marcan el día a día de este sector. Durante la homilía, según el religioso y párroco, el prelado hizo “un llamado a ser testigos creíbles del Evangelio, recordando que, en el Bautismo y la Confirmación, al ser ungidos con el Santo Crisma signo del olor de Cristo, estamos llamados a transmitirlo con nuestras obras, actitudes y palabras, porque no basta sólo hablar de Cristo, hay que vivir como Él y dar testimonio de Él”.
La segunda jornada concluyó con un encuentro fraterno y espiritual con los miembros del Cenáculo Misionero, rama laica de la gran familia Trinitaria, apostolado que alberga laicos que hacen votos privados y que se consagran como laicos, promotores de la espiritualidad misionera Trinitaria inspirada en el fundador Padre Tomás Agustín Judge, C.M que buscaba el formar comunidades que oren, escuchen y se apoyen para llevar el Evangelio con pasión y compromiso; estos, en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán en Puerto Jiménez, tienen a cargo la misión en la parroquia y el motivar la adoración eucarística.
Así, el inicio de esta Visita Pastoral, recuerda el Padre Díaz, ha sido “una jornada rica en encuentro, en testimonio y en esperanza, una expresión viva de una Iglesia que camina junto a su pueblo”; así, “considero que fue una experiencia profunda y enriquecedora que dejó una huella de esperanza y participación, una jornada para agradecer, para celebrar y seguir construyendo comunidad del amor de Cristo en esta parroquia”.