Este miércoles 23 de noviembre, los obispos de Centroamérica han visitado la Parroquia San José de Pinula en Guatemala, en esta tierra se guarda con gran fe y respeto la historia de martirio del Siervo de Dios, el Padre Hermógenes López, nativo de Antigua.
Este humilde sacerdote marcó al pueblo de Pinula, según nos dijo el actual párroco “es santo para las comunidades, cuando uno le pregunta a los niños de la montaña que si saben qué es un santo, los niños dicen el Padre Hermógenes”. Su testimonio sigue imperecedero, es “el sacerdote que llegaba a las comunidades, el sacerdote muy humilde, no expresivo, pero muy cercano, que recorrió los caminos de tierra de Pinula a pie y descalzo para sentir lo que la gente sentía”.
Le tocó vivir los tiempos de la más cruda violencia de este país centroamericano, por eso “le dolía que los jóvenes al salir de los grupos pastorales fueran tomados por los comisionados y capturados para ser llevados al cuartel, incluso de forma violenta”; por esta razón llegó a pedir que se disolviera el ejército, palabras que eran imposibles de pronunciar en aquel contexto, y que hicieron acelerar su condena.
Aunque fue asesinado el 30 de junio de 1978, por disparos de escopeta al frente y un tiro de gracia lateral de pistola, su legado queda intacto y los recuerdos por sus luchas en favor del pueblo, la historia lo conserva, entre ellos “sus defensas por el agua que querían comerciar las grandes empresas y su clara oposición al programa de esterilización para el control demográfico”, recordó el Padre Marco Antonio Méndez.
Su amor por los suyos, lo sitúa “visitando todas las casas de su parroquia para el terremoto de 1976, hecho que no se explica cómo pudo realizar por la extensión geográfica”; su cercanía y preocupación por los suyos, hace que no sólo sus doce años de párroco en esta bendecida región que le conoció haya marcado la memoria y el corazón, sino que incluso hoy día “sigue siendo el párroco a nivel espiritual para los pobladores”, precisó el párroco actual.
Podemos resumir que este testimonio de santidad es de aquel sacerdote “preocupado por su gente, en todo aspecto: salud, vestido, comida y espíritu; al estilo del Santo Cura de Ars”, indicó el Padre Rigoberto Pérez, guatemalteco y Secretario del CELAM. Los mártires sin duda “son un testimonio frente al mal y un acto de amor de lo que el Señor nos enseñó, al mantenerse firmes en la fe y el amor”.
La historia recuerda cómo “la gente estaba indignada ante su asesinato, toman su cuerpo y lo llevan a la Iglesia, a una galera donde había celebrado la misa al ser las nueve de la mañana, y su gente lo colocó en la mesa donde horas antes había celebrado la misa; y es que en el sacrificio del padre se repetía el mismo sacrificio de la cruz, tuvo el don de imitarlo en su vida y también en su muerte; la gente lo entendió claramente”, afirmó el historiador Santiago Otero.
También ha quedado en la memoria aquel testimonio impactante: “si tengo que dar la vida, la daré; pero lo que no haré es dar un paso atrás en la causa que defiendo”, como se lee en su diario. Mons. Rodolfo Valenzuela, Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, lo catalogó como “sensible ante la sociedad entera que sufre por la injusticia e imposición” y su vida nos hace un llamado a renovar en nosotros esta misericordia; finalizó su homilía diciendo: “el Padre Hermógenes es un modelo por ser un hombre cercano, humilde y de oración profunda, que fue lo que le mantuvo cuando vinieron las críticas incluso de la familia eclesial.