La Vicaría San Pablo VI celebró este sábado 5 de octubre el Jubileo Diocesano con ocasión de sus 70 años de vida; así, familias y fieles provenientes de las parroquias de Sabalito, Agua Buena, Fila Guinea y San Vito, se encontraron en una soleada mañana con el fin se compartir la fe y agradecer por las gracias recibidas.
La concurrida actividad ofreció a los cotobruseños la posibilidad de estar ante Jesús Eucaristía, una hora de adoración eucarística que sirvió para presentar a Dios los esfuerzos evangelizadores que desde las distintas parroquias se potencia en pro de una Iglesia en salida con espíritu misionero, lo que ha marcado desde los inicios con el aporte de los franciscanos y que hoy aún se conserva.
Seguidamente, el P. Alejandro Gamboa Conejo, presidió como Vicario Foráneo de la Vicaría Pablo VI la santa Eucaristía en el templo parroquial de San Vito, parroquia madre de la que a lo largo de las décadas han surgido las otras tres jurisdicciones actuales.
Durante la homilía, a cargo del P. Fray Rafael Vega González, Párroco de Sabalito, éste dijo: «no le digamos a Dios por qué, sino para qué, y encontramos el sentido espiritual, ese sentido que dio fortaleza a Job, para que también nosotros podamos encontrar la alegría, esa alegría del perdón, perdón por precipitarme pensando en cosas que no eran; y así, podamos decirle a Dios: Tú eres el que tiene todo lo que requiero, no es mi pensar, no son mis formas de cuidarme y el confort de la vida. Sólo Tú tienes todo. La vida es corta y es pasajera, danos la sabiduría para entender su amor», acotó.
Sólo esta visión, precisó el fraile, nos permite «sin ofuscarnos, que todo sea para gloria de Dios […] Pues, estoy para servir, y esto es obra del Señor»; por tanto, el sacerdote prosiguió: «les felicito porque cada uno de ustedes en medio de toda esta parte humana como Job, dan una respuesta al Evangelio al Señor; por eso, cultiven en ustedes todos esos valores importantes que la vida cristiana les ha transmitido, de aquel catequista que tal vez fue hasta tu papá o tu mamá, alguien que te instruyó, tus padres, tus abuelos o una persona que tomó un tiempito para instruirlo en la catequesis, hubo alguien que inspirado dio un paso adelante y quiso ser delegado la Palabra, una palabra que encontró un corazón dispuesto».
Finalmente, el Padre Vega, tubo un pensamiento para con aquellos misioneros que dejaron huella en nuesto corazón: «es importante valorar sacerdotes que llegaron a esta región del Sur y algunos que se extendieron a servir hasta la zona de Potrero Grande, tremendo sacrificio; hoy, es un día para sentirnos contentos, alegres con el Señor, y que al terminar esta celebración como Iglesia peregrina, salgamos muy animados a nuestras casas, a nuestras comunidades, a los lugares de trabajo, para decir: Soy Testigo del Gran Amor de Dios que en medio de mis miserias, y que en medio del momento difícil, Dios me fortalece Dios me regala la gracia necesaria».