La Visita Pastoral realizada por Mons. Juan Miguel Castro Rojas a la Parroquia Medalla Milagrosa en Agua Buena de Coto Brus del 26 de agosto al 01 de setiembre del 2024, constituye una oportunidad preciada de compartir fraterno y vida pastoral para el quinto obispo titular de San Isidro; por tanto, hacemos un recorrido por las principales actividades desarrolladas, las impresiones que éstas dejaron en la visión del prelado, retos pastorales y luces en pro de la evangelización.
Comunidad creyente de gente colaboradora:
«Esta visita realmente fue una experiencia maravillosa, poder compartir con gente humilde, sencilla y trabajadora que, en medio de las situaciones que viven, se mantienen firmes en la fe, ciertamente muchas personas colaborando dentro de la Iglesia, que la hacen mantenerse realmente viva; para mí, fue de mucha admiración, razón por la cual los animé a seguir trabajando y sirviendo siempre de la mejor manera», precisó el prelado.
Población estudiantil acechada por las drogas:
«Estos días me brindaron la oportunidad de poder compartir en varios centros educativos, palpar de cerca las grandes preocupaciones que se viven en el sector y también ser testigos de los buenos deseos de superación y lucha que juntos emprenden en favor de nuestra niñez y juventud para el bien del país; riqueza admirable, poder invertir tiempo en el compartir con los estudiantes quienes se mostraron siempre afables y expectantes, a quienes animé y recordé el valor de la vida», indicó Mons. Castro.
Tras los diálogos tenidos, queda claro que todavía en la etapa de la escuela, uno de los valores es que la droga aún no ha entrado, razón por la cual, el Obispo hizo el llamado a seguir cuidando y a valorar la vida y la libertad; para librar esta lucha, recordó que encontró educadores muy comprometidos, y la ventaja al ser gente sencilla, gente de campo, es que todavía muchas cosas de la ciudad no han llegado.
«Pude hablar y escuchar a los educadores, siempre hay preocupación, especialmente ya cuando la población estudiantil es de jóvenes, pues ya ahí llegan un poco más tentados al uso de las drogas, a la pérdida de los valores morales y espirituales, pero también a ellos motivé para que puedan mantenerse en la fe y en la esperanza, participar de la Iglesia y poder escuchar siempre la Palabra del Señor que les motiva a seguir por el buen camino», acotó el religioso.
Servicios básicos entre bonanza y precariedad:
«Mis días de visita pastoral me dieron oportunidad de acercarme a servidores insignes de la sociedad, compartir en el Ebais de la zona, fue un momento de gratitud a Dios y de reconocimiento a las autoridades de salud quienes se han preocupado por ofrecer las condiciones mínimas de atención a una población humilde y campesina que merece un trato digno y de calidad, las recientes y modernas instalaciones hablan de la buena atención también humana, ofrecida por profesionales que nos explicaron sobre la atención primaria que brindan y la debida coordinación con centros hospitalarios de la región», señaló Mons. Juan Miguel.
«Lo anterior, contrasta triste y dolorosamente, con la realidad que viven nuestros hermanos de la Fuerza Pública, destacados en una zona fronteriza que exige prioridad y condiciones mínimas óptimas; no obstante, ahí los oficiales viven y ejercen su función en la precariedad, definitivamente abandonados a su merced por las mismas autoridades del gobierno. De esto, es testigo la delegación de Cañas Gordas quienes no cuentan con ningún medio de transporte, y de tener que atender una emergencia, han de recurrir a los destacados en Agua Buena, donde también fuimos testigos de los pocos recursos con que cuentan, además del abandono de las instalaciones donde laboran», se lee en el informe final de la Visita Pastoral.
Cercanía y diálogo:
«Momento muy importante para mí como Obispo, poder ir a las comunidades, esto me encanta mucho. Estos días me dieron ocasión de acercarme y escuchar, tiempo propicio para abrir espacios, momento para consultarles tantas cosas y que me consultaran también sus inquietudes, dialogamos acerca de cuáles eran sus medios de subsistencia y sobre la misión del Obispo. Estaban agradecidos porque fui a ellos, cerrar el día de actividad con la Eucaristía es momento oportuno para animar a seguir adelante, a participar en la vida de la Iglesia, es sin duda ocasión propicia para instarlos a vivir y aprovechar la Eucaristía y la formación», rescató el Obispo.
Agentes de evangelización riqueza parroquial:
«Riqueza inmensa en la parroquia la gran cantidad de agentes de evangelización en todas las comunidades, con quienes compartí y a quienes escuché; definitivamente un valor importante en la parroquia son los laicos, laicos comprometidos, laicos animados, laicos dispuestos, laicos que le colaboran al sacerdote. Digo valor importante, porque ellos ejercen su realidad bautismal, en todas las comunidades había ministros, catequistas, etc. Los animé también a seguir colaborando y a trabajar en equipo junto con el sacerdote, son gente muy pero muy comprometida», indicó Mons. Juan Miguel.
Retos Pastorales:
Al concluir estos días de peregrinación y servicio entre ustedes, el Obispo desde su corazón de pastor, planteó los retos que pueden ser asumidos en la atención pastoral cotidiana, razón por la cual, precisó algunos elementos, a saber:
- Renovar a muchas personas en el aspecto de que más jóvenes se involucren dentro de la Iglesia, hay algunas personas que tienen muchos años de estar involucrados dentro de la parroquia, y dentro de la Iglesia se necesita más presencia de jóvenes trabajando como ministros, como catequistas, como evangelizadores, como animadores.
- Importante fortalecer más la Pastoral Juvenil que es fundamental en todas las comunidades, porque los jóvenes vienen a ser el futuro; y entonces, es bueno que se trabaje con los jóvenes, acercarse a ellos para que el día de mañana se puedan comprometer.
- Seguir motivando a la comunidad con el deseo de tener una Iglesia en salida, no quedarse dando vueltas toda la vida en los grupos, sino ir, una Iglesia en salida donde lo que pretendo es motivar más las comunidades de ir casa por casa, de animar a la gente, de visitar más a los enfermos, de salir.
«Estos son retos que considero importantes, y una de las ventajas que tiene esta parroquia para cumplir estos retos es que, a pesar de tener más de 20 comunidades, las comunidades están muy cercanas, entonces desde el centro parroquial también se puede llevar una buena formación, se pueden reunir en el centro fácilmente y continuar los esfuerzos de evangelización», puntualizó.
A modo de conclusión:
- Primero, un agradecimiento profundo a la Parroquia Medalla Milagrosa de Agua Buena, al Padre Alejandro Gamboa Conejo y a todos los evangelizadores, realmente que fue una semana de mucha riqueza y de mucho aprendizaje, gente buena, gente sencilla, gente fiel, gente de fe. Un agradecimiento muy pero muy profundo.
- Segundo, les reitero e insisto en la necesidad de enamorarse cada día más de Jesús eucaristía, ya hay adoración eucarística en casi todas las filiales, pero invito a todas las personas y especialmente a las que no están yendo a adorar a Jesús, para que se conviertan en adoradores eucarísticos y puedan enamorarse en cada día más de Jesús y fortalecerse cada día más en la fe y poder así entregarse de la mejor manera a los demás.
Mons. Juan Miguel Castro Rojas, V Obispo de la Diócesis de San Isidro, concluyó esta Visita Pastoral, pidiendo el auxilio divino para este pueblo, agradeciendo profundamente a esta comunidad parroquial de Agua Buena por su acogida, por su generosidad y cercanía, por tantas cosas importantes que le hicieron sentir y valorar, aprendiendo mucho en estos días, finalizó.