El tercer día de la novena en honor a San Isidro Labrador se desarrolló este sábado 6 de mayo en la ventosa zona alta de la Parroquia de Sabalito, dando inicio con un generoso desayuno en la comunidad de la Lucha, donde el Obispo sureño fue recibido en un acogedor rancho familiar donde degustó de buenas tortillas, pinto, huevo y aguacate producido en la finca.
Con la celebración eucarística vivida en el redondel de La Lucha, los fieles de toda la parroquia tuvieron la oportunidad de celebrar junto al pastor diocesano el misterio de la fe, y r vivir su mensaje, que estuvo dirigido a las familias: «participar de la Eucaristía y de la oración nunca es perder el tiempo, sino ganar el tiempo, aprovechar el tiempo y fortalecer nuestra vida», precisó el Obispo.
«Pido a Dios para que sean familias rectas y honestas, que rechacen lo que no viene de Dios, que les proteja de todo mal y peligro, que sean familias donde se respire el amor, la paz, la esperanza y la misericordia, familias humildes y solidaria, familias donde Dios esté presente», precisó el prelado.
Al finalizar la Eucaristía, el P. Danilo Acuña, párroco de la localidad, solicitó al Obispo concediera la gracia de que San Isidro Labrador sea considerado copatrono de la Parroquia de Sabalito, esto debido a que es una comunidad forjada e integrada por campesinos y agricultores; solicitud que fue acogida por Mons. Juan Miguel, quien procedió a bendecir la imagen mientras el pueblo acogió está noticia con gozo y especial afecto, expresándolo mediante un sentido aplauso.
Posterior al almuerzo, la agenda pactada nos llevó hasta una de las fincas cafetaleras ubicada en la comunidad de El Progreso, quien comentó cómo ha incursionado, tras superar crisis en el pasado, en el mundo de la siembra, germinación, almácigo y plantación de café propios, para así garantizar junto a una serie de buenas prácticas en el mantenimiento de los cafetales, la calidad del producto final que también procesa en su propio microbeneficio, apostando por lograr mercados de producción artesanal.
Luego, el Obispo fue recibido en la comunidad de Las Mellizas, donde al escuchar la exposición sobre el tratamiento del café en este beneficio, recordó y compartió con los presentes sus años de juventud cuando trabajó el café junto a su padre en Naranjo, tierra natal. Ahí, los dueños del beneficio contaron sus logros y sueños de un emprendimiento familia, que aún hoy mantienen con el paso de los años. Este espacio sirvió también para ofrecerle al pastor diocesano parte de sus productos, entre los que destacan el ayote, café y hasta un delantal.
Finalmente, de regreso a la comunidad de La Lucha, se degustó en la Cafetería Köbata el sabor del buen café, donde su dueño compartió con pasión sus conocimientos y destrezas sobre el mundo del café, para luego culminar la gira con la bendición de este emprendimiento familiar.