La tercera jornada de la novena en honor a San Isidro Labrador, se desarrolló este viernes 6 de mayo en la Zona de Los Santos, pidiendo la bendición de Dios en favor de los productores de café, primero de Santa María de Dota y luego de San Marcos de Tarrazú.
Josué Navarro, vecino de Tarrazú y quien tiene a nivel familiar un proyecto llamado Microbeneficio Monte Copey en la Zona de Dota, comentó al Obispo Castro Rojas que, «han tenido que reinventarse, y desde hace quince años los vecinos de la zona producen su propio café, esto ha generado que los jóvenes vuelvan al campo, pues luego de los estudios realizados regresan a integrarse al proyecto de sus familias. En la zona hay unos 110 microbeneficios, así Café Tarrazú tiene una denominación de origen que lo protege en la comercialización, razón por la cual se afilian al Consejo Regulador», precisó. Así mismo, entre los logros obtenidos en este proyecto, destacan los premios por Tazas de Excelencia, además del Campeonato Mundial de Varismo en el año 2014.
Posteriormente en San Marcos de Tarrazú, el Obispo fue recibido por un buen número de vecinos, autoridades del gobierno local y jerarcas de las instituciones a fin al cultivo del café, quienes por medio de un acto formal dieron la bienvenida. En dicho acto, Don Carlos Vargas, Gerente General de Coopetarrazú, señaló que, «somos una asociación de pequeños productores de 62 años de historia, que ha logrado calidad en su producto llegando hasta los más lejanos mercados, somos una empresa que se ha preocupado por la responsabilidad en el proceso de la producción del café, y por eso hoy recibimos esta bendición», recalcó.
Por su parte, Mons. Juan Miguel Castro Rojas, dirigió unas sentidas palabras: «me da un gusto inmenso poder saludarlos y compartir con todos ustedes; cuando venía para esta Diócesis era muy poco lo que conocía, y por eso me di a la tarea de conocer las 26 parroquias para poderme ubicarme, porque esta es la Diócesis más grande del país. He empezado a conocer a la gente, me he ido identificando, hay gente con un corazón lleno de humildad, de amor, de entrega y de trabajo, me he ido enamorando poco a poco de esta zona», indicó.
Refiriéndose a la Diócesis, el Obispo agregó: «la mayor riqueza son ustedes queridos hermanos, he venido con la intención de poder ser alguien muy cercano, lo más cercano posible. Me identifico mucho con ustedes, porque soy de un pueblo cafetalero, y pasé desde muy niño recolectando café, me identifico con ustedes al saber lo díficil que es cultivar el café, pido a Dios les bendiga muchísimo, y los admiro», concluyó sus palabras antes de bendecir la tierra y a los productores.
Luego, Mons. Juan Miguel visitó la Casa de la Alegría, proyecto social que atiende, cuida, alimenta y vela por los niños de los recolectores de café y trabajadores de las plantas de tratamiento. María José Naranjo, encargada del proyecto, comentó que esta obra ha ido creciendo en el tiempo, hasta contar con 14 casas que han llegado a atender a casi tres centenares de niños, y esperan aumentar al doble esta cantidad para la siguiente cosecha.
Por la tarde, la visita se desarrolló en el cantón de Dota, primero en área de la tostadora, donde el Obispo fue recibido por los 23 colaboradores de esta planta, quienes comentaron el proceso que realizan para producir el Café Quetzal en sus líneas gourmet y reserva especial, entre otras. «Esta empresa une a más de 900 familias que se ven beneficiadas de este proyecto, donde por medio de los 110 colaboradores de la cooperativa, hacen posible darle valor agregado a este producto», explicaron personeros de la empresa.
Posteriormente, el Obispo visitó las instalaciones del área de suministro y beneficio, donde saludo y bendijo a los trabajadores, «valoro su trabajo y pido que valoren siempre lo que hacen como un gran trabajo, pido a Dios para que sea Él quién les ayude a crecer cada día y verse fortalecidos gracias al trabajo que realizan», dijo Mons. Castro al personal del beneficio.
Finalmente, durante la Eucaristía celebrada en el gimnasio del Colegio de Santa María, Mons. Juan Miguel envío un sentido mensaje a los agricultores vecinos de la zona, «reconozco la perseverancia y la esperanza que tienes ustedes los campesinos, pido a Dios que todos ustedes al igual que San Isidro, puedan dignificar el trabajo, valorar lo que hacen por más humilde que sea, y reconocer en el trabajo un gran valor».
Óscar Monge Ureña, productor de la zona, manifestó alegría por lo vivido, «muy contento por la actividad y muy motivado con las palabras de monseñor, me quedo con que no podemos quitar a Dios de nuestras vidas y que cualquier actividad que emprendamos debemos encomendarla a Dios, así como nuestras cosechas»