Este sábado 25 de mayo en el contexto del 70 Aniversario de la Diócesis y con ocasión de la gracia concedida de poder celebrar un año jubilar, al ser las 10:00 am en la Iglesia Catedral de San Isidro se vivió el Jubileo para los Profesionales, durante la homilía, el P. Jesús Piedra Barboza, indicó: “en este día nuestra Iglesia diocesana se llena de júbilo ante el encuentro en esta Santa Iglesia Catedral de nuestros hermanos que peregrinan celebrando el don de su profesión”.
A pesar del pequeño número de profesionales que se hicieron presentes en este recinto sagrado, el P. Piedra con gran atino recordó que para el jubileo de hoy se piensa en todos los profesionales, desde aquellos que han tenido que gastar tiempo y energías en una preparación sistemática en un centro académico hasta quienes con su conocimiento empírico por medio de la contemplación han desarrollado toda una profesión en lo que hacen.
Y agregó, “queremos de manera particular orar en este jubileo de los profesionales por aquellos que después de tantos años de preparación no encuentran trabajo, por aquello en lo que se han preparado tantos especialistas en distintas materias y que, aunque muchas veces teniendo trabajo en su propia profesión no son dignamente valorados, son minusvalorados sus esfuerzos y preparaciones, pagándoles salarios injustos y de miseria ante una sociedad que mira cómo crecen y crecen y crecen nuestras obligaciones sociales, para sostener el aparato estatal que no ofrece nada pero que exige mucho de parte de los profesionales”.
Durante su intervención, el P. Piedra tuvo presente a los profesionales que tienen que ganarse su vida y la de su familia en otras labores distintas a las actividades para la que se prepararon con grandes esfuerzos y sacrificios, “muchos terminan viviendo y sosteniendo a sus familias con trabajos que muchas veces no implican nada de aquello para lo que se han preparado, pero que demuestra el valor y la dignidad de la persona humana, personas que de manera justa y legal desean sostener su propia vida y la de aquellos que los rodean; cuántos por ejemplo taxistas encontramos en la propia ciudad de San Isidro que son médicos, profesores, abogados, son tantos profesionales que no han encontrado la oportunidad de trabajo en lo que se han preparado”, precisó.
Con gran valentía profética y con precisión milimétrica, el sacerdote indicó: “al aplaudir este valor humano que es el trabajo digno, queremos también elevar nuestra denuncia social ante aquellos que indignamente dañan la dignidad a las personas […] alzamos nuestra voz recordándoles la condena no solo social sino también divina que implica el trabajo indigno, especialmente de los sicarios, que arrancan injustamente la vida de sus propios hermanos por unas cuantas monedas, sirva el ejemplo de Judas Iscariote que, vendiendo por unas cuantas monedas a su Señor termina siendo condenado para siempre, sirvan aquellas palabras del Señor al gran traidor: más le valdría no haber nacido”.
Y añadió el P. Piedra, “denunciamos la actividad de los narcotraficantes que no solamente comercian con la salud y el bienestar de tantos de nuestros hermanos, sino que al mismo tiempo se venden a sí mismos por unas cuantas monedas, recuerden la vida no es solamente lo que vivimos aquí, es mejor vivir pobremente en esta tierra y alcanzar la vida eterna, que disfrutar de lujos en esta tierra y perder la vida para siempre. No teman, lo dice el Señor, a aquél que puede matar el cuerpo si no al que puede matar el alma”.
Así, recordó a los profesionales que con su actividad lícita y digna dignifican al ser humano, “al prepararse adecuadamente y desempeñar el trabajo humano digno preparan para el futuro una sociedad cada vez más llena de bendiciones, o como diríamos a nivel mundano: están colaborando con el desarrollo de los pueblos […] Con sus profesiones ustedes no solamente estén construyendo una diócesis cada vez más grande, más justa, más feliz, estamos construyendo juntos de sociedad desarrollada que permita que los niños crezcan de manera feliz en paz y tranquilos”.
“En el desempeño de nuestra profesión según el corazón de Dios. sólo basta una tarea más para la cual muchas veces no se nos prepara en las aulas o en la experiencia laboral, esta última tarea es desempeñar nuestra profesión como un auténtico espíritu de oración. Todo lo que hagas, hazlo en oración; todo lo que desempeñes y mientras te preparas para tu profesión, hazlo en espíritu de oración siguiendo la voz de aquel que es el gran maestro”, puntualizó el sacerdote Jesús.