La penúltima jornada de esta novena preparatoria a San Isidro Labrador, llevó a Mons. Juan Miguel Castro Rojas hasta los calientes terreros de Buenos Aires, visitando a los valientes piñeros, quienes con gran esperanza lo recibieron tanto en los campos como en las instalaciones de la Corporación de Desarrollo Agrícola del Monte SA, conocida como Pindeco.
Con más de 6.500 hectáreas, esta empresa da trabajo a casi 3700 personas de forma directa, vendiendo su producto a Europa, Asia y Estados Unidos; entre sus productos, encontramos evidentemente la piña, además de jugos y concentrados, señalaron Óscar Barrantes Gerente de Agricultura, y Christian Soto Gerente de Relaciones Laborales.
La empresa no sólo es piña como podríamos creer, «cuenta con 10 hectáreas donde producen chile, tomate, pepino y vainilla que comercializan en el mercado nacional y norteamericano», indicaron Barrantes y Soto. Así, como las hectáreas reforestadas, logrando certificados de carbono neutralidad en la Zona Sur, además de diversas certificaciones, entre las que destaca el manejo ambiental de producciones sostenibles otorgado por organismos internacionales; además, tienen dentro de sus áreas las reservas biológicas Montaña del Tigre y la del Río del General», comentó Barrantes a Radio Sinaí 103.9 FM.
Gracias a los réditos de la piña, la acción social, es otro de los rubros que se llevan a cabo en esta empresa, quienes han realizado múltiples ayudas en caminos y ayudas comunales, «colaboramos con la comisión de emergencia y con la municipalidad, ofrecemos un kit de útiles para los hijos de los colaboradores, damos becas, se cuenta con acción solidarista, ofrecemos el curso de liderazgo a los trabajadores, hemos hecho la pavimentación de caminos, coordinamos la facilitación de equipos para proyectos específicos e invertimos en el mantenimiento de cientos de kilómetros de rodamiento de calle pública», indicó el gerente Soto.
Tras una visita por los extensos parajes sembrados en piña o terrenos que se preparan para el cultivo, se visitó cada una de las etapas de esta actividad comercial, en medio del típico barro rojizo de la tierra, y con ese aroma siempre dulce de la piña, el Obispo Castro Rojas degustó en el mismo campo el fruto producido, para luego saludar y bendecir a los trabajadores.
En la zona de cosecha, dijo: «los saludos a ustedes, y en ustedes también pienso en sus familias, los admiro por el trabajo tan fuerte bajo el sol que ustedes realizan, este trabajo tan digno, los visito en el contexto de la fiesta de San Isidro, campesino como ustedes, él cultivaba la tierra, pero también siempre agradecía a Dios, respeto su credo, pero les invito siempre a mirar hacia Dios». Y agregó: «pido a Dios que los cuide y proteja de toda situación adversa, que tengan un corazón abierto para que sean solidarios, que les llene de paz, esperanza y amor, siendo personas de mucho bien» acotó.
Tras sus palabras, Don Freddy Vargas en su calidad de Gerente, agradeció la visita del obispo, animó y agradeció a los colaboradores, y dijo: “pongamos todo en manos de Dios para salir adelante en medio de las vicisitudes que vivimos, no sólo por la pandemia sino también por los efectos de las decisiones de los líderes mundiales que, con la guerra y demás situaciones, impactan nuestro mundo”.
En la planta empacadora, y tras un recorrido por todo el proceso que se realiza, desde su arribo hasta el almacenaje para la próxima distribución del fruto, proceso durante el cual los colaboradores demostraron su agilidad y destreza para realizar de forma sincronizada tan delicado servicio, por medio del cual, preparan unas 900 mil cajas de piña por semana. Ahí, Mons. Castro dirigió unas palabras, “he querido visitarlos, son pocos los días que tengo de estar acá, pero he querido tener un poco de contacto con las personas, respeto el credo que ustedes tengan, quería saludarlos; la intención ha sido salir de los templos y visitar a los campesinos, reconocer en ustedes del gran trabajo, bendito Dios que tienen la oportunidad de laborar en esta empresa, en este digno trabajo, porque todo trabajo debemos verlo como sagrado. Acá, ustedes son instrumentos para exportar la piña a diferentes partes del mundo, le pido a Dios los bendiga y les de salud a ustedes”.
La jornada de este día concluyó con la celebración de la Eucaristía en el Gimnasio de Pindeco, donde el Obispo en su homilía, precisó: “debemos comprender que la vida es un regalo de Dios, debemos aprovecharla al máximo, y la forma de lograrlo, es hacerlo con Dios. Acá, somos peregrinos, vamos camino hacia la casa de nuestro Padre Dios, debemos por tanto seguir el camino que Dios nos ha trazado, y en la medida que tengamos conciencia de eso, las cosas serán diferentes”.
“Tengamos paz, pongamos todo en las manos de Dios, y sigamos el camino que Él nos ha trazado. Oro a Dios por los que sacrifican constantemente para poder llevar alimentos a nuestra mesa. Todos estamos llamados a transparentar este amor de Dios. Que todos podamos seguir el ejemplo de San Isidro labrador, quien se santificaba con el trabajo, y con un amor muy grande a Dios, concluyó el prelado.