Este viernes 17 de mayo, con ocasión del lanzamiento de la primera carta pastoral escrita por Mons. Juan Miguel Castro Rojas: «La Iglesia en salida», se celebró en el Santuario Diocesano a Jesús de la Divina Misericordia el Foro Teológico Pastoral con el objetivo de acercarnos al conocimiento y estudio de este documento magisterial.
Los expositores, el P. Carlos Luis Mena León, el P. Carlos Coto Loría y el P. Johnny Mora Ferreto realizaron una lectura sociológica, bíblica y pastoral respectivamente, que iluminó de especial manera las implicaciones y alcances de este documento, y que sirvió de motivación para que como fieles de la Diócesis de San Isidro sepamos involucrarnos con esta carta que de hecho ha de marcar la vida pastoral en lo sucesivo.
El sacerdote Mena León en su exposición, recordó que esta carta nos hace tomar conciencia de las implicaciones para la misión, pues «el mundo ha sido creado desde el movimiento y no puede ser atendido por un agente estático»; de ahí que debemos ser conscientes del reto, ya que «nuestras estructuras tienden a detener y congelar, y la sociedad no espera a que nos acomodemos, sino que debemos encontrar en esos retos el espacio propicio para hacer nuestros acentos».
Tras el reto visto desde el acercamiento sociológico que nos hizo meditar acerca de las repercusiones fruto de la globalización y la secularización, el P. Carlos Coto desde su lectura precisó que «la Iglesia sale porque encontrar la oveja causa una gran alegría al pastor […] Toda la obra de Dios se puede describir como un salir o una invitación a salir, y al primero que Dios invita a salir es a Abraham», cuyo significado o implicación desde el hebreo es «sal hacia ti o sal para ti, y esto implica desacomodarse y hacer un movimiento hacia uno mismo y hacia donde Dios diga. Así, junto a los verbos escuchar y amar, es preciso salir, y ahí nos jugamos la obediencia a Dios».
Tras este detalle, el P. Coto desde las implicaciones bíblicas indicó que «el segundo momento es el movimiento de Jesucristo hacia las periferias, pues Dios nunca es un Dios que espera sino que siempre sale a buscar»; para luego en un tercer momento, tras Pentecostés tomar conciencia, cómo «los apóstoles salen del escondrijo llenos del Espíritu a proclamar lo que han visto y oído, siendo esto lo que describe la salida de la Iglesia al mundo, porque es con la fuerza del Espíritu que los apóstoles salen a los confines».
Lo anterior nos inserta en esta historia de salvación, comprendiendo que «la salida de Dios, la salida de la Iglesia y la salida de los apóstoles llegó hasta San Isidro, porque también la llegada del mensaje a esta tierra es parte de la historia de salvación, donde la Iglesia existe para evangelizar, y esto no se puede hacer desde 4 paredes o desde el escritorio», preciso el sacerdote biblista.
Para el P. Johnny Mora Ferreto, desde el acercamiento a las implicaciones pastorales de esta carta, dijo: «poner al centro a Jesús para seguir el camino que solo Él puede marcarnos, sin Jesús esto se desborona. Es recuperar la frescura del Evangelio y que de ahí broten nuevos caminos y palabras con significado».
De ahí, es preciso primero, «el dinamismo evangélico, como movimiento misionero que el Señor quiere provocar en todos, pero no se sale de cualquier manera ni a cualquier lado, sino salir al encuentro del Señor y de ahí o donde Él lo conduzca. Salir desde el corazón, tiene que hacer experiencia de Jesucristo, de lo contrario no tendrá efecto evangélico. Esto requiere un cambio del corazón y de la mente, pues no es desde mis gustos sino desde donde Jesús nos envíe».
Segundo, «la sinodalidad, entendiendo la comunidad como sujeto creíble y fiable para llevar este proceso evangelizador, pero consciente que en la gran mayoría hay un rasgo de pasividad, pero que aún hay un importante número de gente involucrada y desde ahí está la esperanza de hacer el giro hacia la experiencia de Reino de Dios». Tercero, San Isidro Labrador como modelo de vida cristiana, «espiritualidad de profundo espíritu de oración, hombre de fe inquebrantable, y caridad para el necesitado, esposo solícito y trabajador de la tierra», recalcó.
Finalmente, como puntualización o concretización, el sacerdote Mora precisó que el documento opta por «elegir la participación y comunión, mediante las asambleas parroquiales, porque la parroquia es la célula viva, el lugar privilegiado, comunidad de comunidades, y escuela de comunión. Somos invitados a revisar las 8 líneas pastorales por medio de los consejos de evangelización que en la diócesis son vitales, organismos de sinodalidad, donde se hará el discernimiento comunitario».
Al término de las ponencias Mons. Juan Miguel Castro Rojas, autor de la carta, dijo para Radio Sinaí 103.9 FM: «los apóstoles una vez que recibieron el Espíritu no se detuvieron, sino que animados enfrentaron los problemas y siguieron el camino de llevar la Palabra a todos los rincones, predicando a Jesucristo; cercano Pentecostés, quisiera que este dinamismo esté presente en todos».