Somos muchos los que conocemos a Mons. Javier Román Arias, Obispo de la Diócesis de Limón, pastor cercano que constantemente incursiona en los pueblos indígenas, llevando el Evangelio con alegría por medio de las ayudas y la fraternidad, recorriendo muchas veces a pie, aquellas retiradas zonas de la Región Atlántica, siendo un romero en todo tiempo.
Por eso, quisimos en Radio Sinaí 103.9 FM, conocer un poco el sentido del peregrinar mariano, y gracias a sus respuestas, pudimos determinar con prontitud la importancia en este tema, el tema del encuentro. Monseñor Román, nos relató que el primer contacto con el peregrinar y el Santuario, se da en su etapa de infancia gracias al Seminario Menor de los Padres Salesianos, cuando ilusionado iba hasta los pies de la Madre de todos, espíritu que se fue fortaleciendo en su época de seminarista y luego como sacerdote, donde incluso en alguna ocasión decidió ir más allá, visitando no Cartago, sino a otro compañero sacerdote que celebraba en el sur del país, a la Madre del Cielo.
Para Monseñor Román, el peregrinar debe implicar un encuentro, pues “todo encuentro con alguien es por algo, todo encuentro con Jesucristo es por un llamado a la conversión, todo encuentro con María su madre es para llevarnos a su Hijo”; razón por la cual, no teme en decir que, “ese es el caminar: caminar juntos, caminar con ellos”.
Ya como obispo, y en esa misma línea, recuerda la alegría de la celebración patronal en honor a la Reina de los Ángeles que presidió recién llegado a Limón, en la comunidad de Alto Cuen, “cuando después de caminar dos horas, llegar y encontrarse en medio camino aquellos indígenas que habían arreglado su anda, y que la habían adornado con flores del bosque, y comenzar a caminar con ellos, con esa alegría en medio del barrial, pasando el río hasta llegar a celebrar; eso, motiva a uno. ¡Bonito! Qué bonita experiencia. En Alto Katsi, curiosamente sucedió el hallazgo de una imagen de la Virgen de Los Ángeles, escarbando encontraron una imagen, una imagen muy preciosa…, muy parecida, mejor tallada que la imagen de Cartago, y ver a esa comunidad ahora ante esa imagen de la Virgen de Los Ángeles, que le han llamado la Virgen de Los Ángeles del Encuentro. Como obispo, sigue siendo un caminar, una alegría, un ir al encuentro”, precisó el prelado.
Ante esta experiencia de encuentro, el obispo de Limón con vehemencia, precisa: “yo nada gano con sacar tiempo e ir a Cartago a pie, si no soy capaz de ir al encuentro de aquellos que más necesitan, tengo que ir a ellos, acompañarlos, hacerles sentir la cercanía de un Dios que es amor y de su Madre María. Y fue eso lo que nos enseñó María, ir al encuentro de Isabel; por eso tenemos que ser capaces de caminar hacia ese encuentro con su Madre, ojalá que podamos seguir caminando junto a aquellos que más necesitan, mostrando el amor de Dios”.
“No perdamos la esperanza que, así como María, aquella joven nazarena, nunca perdió la esperanza de la llegada del Mesías a redimir a su pueblo, así como Dios la llamó a ella a ser parte de su historia con su sí, también cada uno de nosotros en este momento histórico que nos toca vivir, no perdamos la esperanza y también respondamos con ese sí a Dios, de colaborar para que todos encuentren su amor. Pidámosle a María que, así como ella intercedió ante su Hijo por aquellos jóvenes en la boda de Caná, hoy interceda por cada uno de nosotros, para que en este mundo que nos toca vivir, esta pandemia se detenga, para que los científicos encuentren la vacuna que sea la cura o por lo menos que para el avance; pero también, junto con ellos a Dios rogando y con el mazo dando, no olvidemos ser solidarios, no olvidemos practicar las obras de misericordia principalmente con aquellos que hoy más necesitan, seamos solidarios, practiquemos el amor y María nuestra Madre nos va a bendecir y nos va a cubrir con su manto”, agregó Monseñor Javier.
Así, ante la imposibilidad de realizar esa manifestación de fe del pueblo católico como es la romería, a causa de la pandemia que vivimos del Covid-19, Mons. Javier Román hace un llamado a no olvidar que esto “no puede quitarnos la fe y la esperanza, el testimonio”. Recordó que al ir a Cartago se lleva una carga de intenciones, “ese caminar cargado de peticiones lo podemos seguir haciendo, porque la oración sigue siendo válida, porque la gente sigue encomendándose a uno, esas intenciones las vamos a presentar a ese Dios de amor, a la Virgen María que ella las va a llevar ante su Hijo Jesús, por eso no nos desanimemos, sino caminemos en la fe, pero también caminemos en el testimonio”, acotó.
Y ante la duda de si a falta de romería, puedo o no sacrificarme, el obispo reflexionó que tenemos mayor oportunidad, pues debemos preocuparnos y “orar por todos los que sufren, por los doctores, por los que están enfermos, por los pobres, por los que se han quedado sin trabajo, por aquellos que viven angustiados y con temor al futuro, por los ancianos; hay mucho que ofrecerle María, hay mucho que llevarle a ella para que ella interceda ante su Hijo. Entonces, la misión y el objetivo del peregrinar, del caminar del ser romero sigue siendo intacto; ahí, aún en el cuarto de mi casa, ante la imagen de la Virgen, yo puedo ofrecer y puedo sacrificarme por estas intenciones”, puntualizó.