Este lunes 26 de junio, Radio Sinaí 103.9 FM empezó a dibujar sonrisas en el rostro de tantas personas necesitadas, gracias al aporte que muy amablemente hicieron nuestros oyentes el pasado 17 de junio en el Festival de Arte Joven, actividad organizada en el contexto de nuestro 60 Aniversario.
Cada paquete preparado, contenía víveres no perecederos que servirán de alimento para una familia necesitada; fue así, como Jordan Loaiza, Diany Monge y el Pbro. Elí Quirós nos dirigimos hoy hacia el sector de Pejibaye, portando dos diarios con un valor estimado en cien mil colones cada uno.
Primero, con la guía de Meldrin Torres, compartiríamos brevemente en el hogar de don Javier Borbón, a quien encontramos sentado en una humilde silla, ahí en la Ciudadela el Río o mejor conocido como “La Conejera”, se encontraba aquel señor sumamente delgado con la mirada fija en el vehículo que veía estacionar frente a su casa, quizá con la esperanza de una buena noticia…
Al identificarnos, su rostro no podía contener la alegría al saber que llegaba el alimento, que vendría a responder a la gran necesidad que tienen para estos días, no sólo él que con su pausado y débil caminar intentaba avanzar hacia el interior de su casa sosteniéndose de las paredes de su humilde hogar, el cual está conformado por su hijo José Luis quien se mantenía en el improvisado corredor debido a sus dificultades motoras, y su esposa Margarita Altamirano quien pronto salió entre unas dobladas latas de zinc y la poca luz del sol que se colaba tímidamente entre los agujeros.
Después, con ayuda de don Manuel Mora, delegado de la comunidad de El Águila, viajamos camino a Guadalupe de Pejibaye para visitar un retirado hogar que se esconde tras el río y los charrales; hasta cierto punto llegamos con el vehículo propiedad de la emisora, luego empezamos una travesía de unos seiscientos metros a pie que nos llevaría a pasar por la parte más angosta y baja del río, ya que el improvisado y temible puente colgante de madera cedió hace algún tiempo por el paso de los años y una crecida; desafiado así el equilibrio entre piedras, retomamos el trillo por la cuesta empinada entre una pequeña milpa buscando la humilde y sencilla rancha entre paja y zinc consumido por la oxidación del paso del tiempo…
Ahí, nos recibiría el hijo de don Florentino Pérez Hidalgo, un señor que a sus 93 años sufre de un problema de salud en el corazón, que le impide ser operado de cálculos biliares que tanto malestar le provocan; don Florentino, se encontraba sentado en la improvisada banca ubicada en las afueras de la humilde casa, mientras en el cuarto esperaba doña Carmen Solano Cascante, su esposa, quien a sus 80 años ha perdido la vista y hablaba con una nieta y un hijo que le visitaban…
De aquella alejada vivienda y por un camino entre lajas y barro, entre cuatro hombres sacan constantemente a doña Carmen y Florentino en una improvisada camilla de saco y bambú, hasta donde pueda llegar el vehículo o la misma ambulancia para las citas médicas; no quisiera imaginar las luchas y esfuerzos que han de hacer, para lograr con éxito este recorrido en un día de invierno, cuando ni el camino ni el río sean sus aliados… Sin duda, aquí palpamos la carencia y el dolor, dolor no sólo de quienes llevan la enfermedad sino de quien visita y palpa la urgencia de sus necesidades…
Fue de esta manera, como nuestra visita llevó un poco de alegría a unos seres que estaban deseosos de conversar y parecían no terminar de admirar el que algunos se acordaran de ellos y tuvieran el detalle, pues lo que para otros puede ser un acto tan común como el ir de compras, para ellos quizá muchos de los productos que llevábamos era un manjar y un sueño inimaginable.
Así, nos despedimos, en mi caso recordando la vez que les visité con el Cuerpo de Cristo y con los sacramentos de la Unción y Reconciliación…, hoy lo hacíamos con el alimento material; y continuamos nuestro camino pensando que pronto tendremos otras visitas para seguir dibujando más sonrisas entre los más necesitados, porque es ahí donde tendrá que estar siempre la Iglesia.