Con la conciencia de ser Iglesia, un equipo de Radio Sinaí 103.9 FM viajó hasta los territorios indígenas este 2 y 3 de marzo, con el deseo de acercarnos y poder conocer de primera mano la situación que, por años y años, se ha manejado con ciertos matices de peculiar intención; nuestro deseo, hacer posible que, por los micrófonos de la emisora, pudieran exponer su punto de vista, los actores sociales.


Hombres y mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos se debaten por defender su “verdad” cada uno con sus argumentos y en su propio ambiente, encontramos dolor y drama en cada realidad que visitamos… En el albergue de Capri, más de dos docenas de familias se refugian en el Salón Comunal de La Lucha, huyendo por temor de perder más que los terrenos sus vidas, mientras unos conversan tratando de explicar su realidad, un par de niños juega con un pequeño balón como quien no sabe lo que sucede, y una mujer en cinta con su mirada perdida nos hace ver con claridad que acá falta mucho por poner a la persona como primacía.


La supuesta distancia abismal de ambos grupos, se unen en un clamor, y es la lentitud con que el Estado ha hecho cumplir la ley, según ellos; así entonces, el único camino viable sería la aplicación del ordenamiento jurídico, pero es acá donde un nuevo elemento no puede dejarse de lado, y es la realidad socio cultural tan compleja de un cantón como Buenos Aires, dónde sería válido preguntarse muchas cosas, entre otras: ¿Quién es el ente capacitado y con autoridad para decir si eres o no indígena? ¿Quién es indígena ante el mestizaje tan marcado de nuestra época? ¿Quién es la autoridad debidamente constituida al interno de los pueblos indígenas? ¿Quién respeta el ordenamiento jurídico? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones de cada postura? ¿Por qué, los así llamados “blancos”, en algunos casos tienen hasta plano y escritura? ¿Quién las generó y por qué? Sin duda, son muchas las preguntas que quedan en el aire, y que sinceramente, nadie quiere responder.

Los animales también son parte de este escenario que grita y pide respuestas, los “recuperadores indígenas” afirman con toda prontitud que ellos ni se están dejando los bienes ni están causando mayores males en los animales, postura que parece ser irreconciliable cuando finqueros y hasta representantes del pueblo como el síndico local, precisan de los daños que se han causado en el ganado (muerte de reses y animales en plena vía sin condiciones mínimas para la subsistencia)…; una vez más, reclamos encrudecidos por el grito colectivo a instituciones que parecen voltear la mirada ante lo sucedido.




