La prodigiosa voz de Minor Rafael Romero Vargas hunde sus raíces en Rivas, pues fue ahí, en una casita vieja justamente frente a la Escuela Juan Valverde, donde nació este personaje generaleño; aunque muy pronto, necesidades familiares provocarían el trasladado de los suyos a Quebradas, tierra que marcaría su vida, y escenario propicio donde con una buena cuota de jocosidad y otra más de talento innato, se empezaría a escribir una historia de pasión y de servicio.

Esta inconfundible voz que en tan variadas transmisiones y programas, así como estaciones del dial, nos ha acompañado y hecho soñar, cuenta que sus raíces radiofónicas se enmarcan entre los cafetales, cuando junto a su hermano, dejaban volar la imaginación y soñaban despiertos; “junto a mi hermano nos gustaba escuchar la vuelta ciclística y los partidos de futbol, ahí en la actividad de la recolección del café, narrábamos los partidos imaginariamente y pasábamos comerciales, pero no los de las emisoras, sino comerciales de pulperías y tiendas que conocíamos de San Isidro; memorizábamos los nombres de corredores colombianos, estadounidenses, guatemaltecos, mexicanos y nacionales […] La vuelta nosotros la vivíamos en el cafetal, donde el complemento era un peón de papá que hacía las veces de sirenas de ambulancia. Estos están locos. ¡Qué barbaridad!, decía mi papá. Era un vacilón”, recordó Romero.

Romero se la creyó, y fue así como Dios y el tiempo le darían oportunidad para hacer camino en la radiodifusión y en la comunicación, colaborando como corresponsal de Radio Cordillera y Radio América Latina, ejerció también como corresponsal escrito para La Nación en la década de los 80’, tiempo en que recuerda cómo tras los partidos, redactaba las crónicas en la famosa Soda Sinaí de aquellos años. Así, en el mundo de la comunicación, visionario y atrevido, valiente y decidido, ha tenido que entrevistar a personajes de muchas áreas, figuras de la política como José Figueres Olsen y también del futbol como Don Hermes Navarro Vargas (qdDg).

Pero la vida es también una lucha, una carrera que debemos realizar; por eso, Minor Romero ha incursionado también en el mundo del atletismo, donde los años 80 fue una década de mucha efervescencia para el cantón en esta materia, que lo llevarían a cubrir la Carrera Santa que se realizaba en la comunidad de La Hermosa, con una moto y una grabadora portátil, viajaban en la punta de competencia, grabando en audio lo acontecido y retransmitiendo horas más tarde para Radio Mundo. La hazaña era épica, y aunque las condiciones del camino no eran las más favorables, la pasión que generaban en aquellas cintas era tal, que caló en los oyentes hasta el punto de gustar.

Y si hablamos de pasión, para Romero “la radio es vida, es una forma de vivir, es vocación, es ADN, es algo que se lleva en la sangre, es una forma de desarrollar algunas cualidades, es interactuar con los oyentes, es acción, es calle, es imaginación, es proyección; realmente, me gusta hacer radio y comunicarme, por eso siempre digo que no soy locutor, soy comunicador, y me gusta esa relación voz oído, porque en realidad y, en síntesis, eso es la radio. Para mí, la radio seguirá creciendo y nunca pasará de moda”.

“La preparación para la Carrera es concentración, es tener tiempos memorizados, es tener datos claros y reales a mano; normalmente, 15 días antes ya estoy en la carrera, preparándome psicológicamente, estoy dispuesto para dar lo mejor, pues la carrera es una final donde uno llega a darlo todo, con las herramientas necesarias para hacer un buen trabajo. Los respaldos que tengo es una base de datos, que no es electrónica sino escrita, uno se mete en la carrera y empiezo a vivir la competencia, esa fase tan bonita de transmitir lo que realmente la gente necesita escuchar”, añadió Romero.

El mensaje a todos ellos “es que se la crean, que luchen y trabajen, no hay nada gratis en este mundo, hay que lucharla, y si hay un familiar, algún muchacho con talento y con vocación para la radio, hay que estimularlo y apoyarlo, pues difícilmente va a crecer como futuro comunicador si no se le apoya, es importante que haya una manifestación de mucho apoyo de la familia para que los proyectos de esa persona den fruto en abundancia, porque las ideas plasmarlas a la realidad cuesta y para eso ocupa la cooperación de mucha gente”, indicó.



