El cuarto día de la novena en honor a San Isidro Labrador inició con la visita a Radio Colosal, desde donde el Obispo pudo dirigirse a todos los radioescuchas con un mensaje de esperanza; posteriormente, en la comunidad de San Miguel se visitó la Finca 4 Reinas, donde se bendijo y se encomendó a Dios todos los trabajos que se realizan. El desayuno se compartió en casa de la familia Mendoza Muñoz, productores de mamón chino quienes con gran gozo recibieron al Obispo en su hogar, para luego bendecir la finca pidiendo a Dios su protección.
Al la altura de Paso Canoas se hizo una breve parada para bendecir el local de Repuestos Rekasa, comercio dedicado a la venta de repuestos de carros; posteriormente, se bendijo el Restaurante Los Maderos, donde sus dueños comentaron la buena relación que existe entre los países hermanos de Costa Rica y Panamá, y cómo las familias de ambas tierras se han ido uniendo con el paso del tiempo.
En la comunidad de La Cuesta se visitó parte de las instalaciones de Coopeagropal, donde personeros de la empresa agradecieron al Obispo sureño por la bendición ofrecida el año pasado, la cual ha dado grandes frutos para todos los asociados, recordando que éste es un producto que genera y ofrece trabajo durante todo el año. Por esta razón, en esta oportunidad, Mons. Juan Miguel visitó los almácigos, donde impartió la bendición a unas 80 mil plantas que serán de mucho bien para tantas familias de la zona.
Seguidamente se visitó la cooperativa Coopetrabasur RL, donde el Obispo fue recibido en sus instalaciones por parte de los miembros de esta organización, quienes comentaron sobre sus jornadas de trabajo y los esfuerzos que desde hace un par de años han hecho por rescatar la empresa, haciendo posible nuevamente estabilizarla, y con ella, también a sus empleados. Actualmente, esta cooperativa de trabajadores comercializa la palma y el banano, pero piensan incursionar en el abacá, producto muy parecido al banano del cual se procesa su tallo para obtener materiales que son sustitutos del plástico.
En las primeras horas de la tarde se visitaron varias fincas familiares de palma y arroz, en las comunidades de La Unión, Coyoche y Caracol de la Vaca, donde se conversó con los pobladores sobre sus logros y sueños, así como sus luchas y sufrimientos ante nuevas políticas que ha adoptado el país en materia campesina, y que muchas veces afectan sus labores.
Con el delicioso almuerzo ofrecido al aire libre en casa de la familia Barboza Fernández, se recargaron las energías para continuar el camino, pues la última actividad sería la cabalgata hasta el redondel de Naranjo, donde el Obispo ingresó montado en una mula, junto a otros caballistas y hermosas carrozas con sus santos patronos.
Así, con el redondel colmado de fieles, Mons. Juan Miguel Castro Rojas agradeció por la forma tan amable y generosa en como fue acogido, e instó a continuar viviendo la fe, recordando que su vista es con el objetivo de «pedir a Dios la protección, porque Él hace brotar vida de todo lugar, porque Dios hace milagros en todo momento y en todo acontecimiento», precisó.
Durante la homilía, el prelado se dirigió a los presentes con unas sentidas palabras, «San Isidro Labrador tiene que ser modelo en la vida de todo cristiano, él se santificó trabajando la tierra, en su matrimonio y participando de la Eucaristía, enamorándose de lo más precioso que tenemos que es la Eucaristía, porque al participar de ella se llenaba de fuerza».
Con la Palabra de Dios, el Obispo motivó a comprometernos por la evangelización, «hemos escuchado la necesidad de los ministerios, resaltando la presencia de unos hombres que son servidores, esto significa que los sacerdotes no podemos ni debemos realizar la misión solos dentro de la comunidad, pues desde el bautismo somos invitados a comprometernos dentro de la Iglesia. Sigamos a Jesús, escuchemos la Palabra , alimentémonos del Señor, fortalezcamos nuestra fe, animémonos a recibirlo porque en Él no hay engaño, su presencia nos llena siempre de gozo. Seamos buenos hijos de Dios, buenos servidores, dispuestos a gastarnos y desgastarnos. Que Dios bendiga sus tierras y familias», finalizó.
Al concluir la Eucaristía, el Padre Fray Nicanor Jiménez Carpintero, párroco de la localidad agradeció a los presentes, «gracias por la dedicación, el trabajo y la entrega, agradecer al Obispo por traer la buena noticia de la bendición a esta comunidad parroquial, gracias por su tiempo y por tenernos en sus oraciones. Gracias a los medios de comunicación que han cubierto la misión que hemos tenido. Esta fiesta expresa nuestra alegría. Que Dios multiplique y les regale el don de la alegría, porque lo que han hecho para el Señor, Él lo retribuirá».
La actividad concluyó con dos presentes para el Obispo, una pintura de San Isidro junto a productos y emblemas de la zona, acompañado de un corazón agustino, del cual precisaron, «ha sido sembrado en nuestra tierra y corazón»; y un retrato suyo, confeccionado por una niña de la comunidad.